Parasite, Corea y Chile

Me emociona ver que Parasite haya hecho historia en los premios Oscar. Sobre todo en el contexto actual, con el tremendo retrato social que hace la película.

Algún lugar de Seúl (foto propia)

Tuve la oportunidad de vivir en Seúl (Corea del Sur) en 2016, durante el intercambio de mi MBA. No quise estar solo de visita: aprendí un poco el idioma, hice un voluntariado para preparar el Lotus Lantern Festival, participé en un grupo de meditación, compartí depto con una chica de allá. Estuve en ciudades y pueblos, en el centro y la periferia. Estuve en casas en esas colinas de calles sin número a las que no llega la locomoción que se ven en la película. También en lugares donde los extranjeros éramos bichos raros, de calles y niveles laberínticos. Si pensabas en Chile y Corea en 1950, y ahora en 2020, veías que teníamos mucho que aprender, aunque ese impresionante crecimiento planteaba también desafíos propios a la cultura coreana.

También el desafío lo vive hoy la cultura chilena, que resiente los últimos 30 años siendo «el oasis de Latinoamérica» y busca resolver esos dolores del crecimiento, como la desigualdad y las tóxicas distorsiones sociales que se generan cuando el crecimiento beneficia mucho a unos pocos, y el resto apenas araña esas bondades.

En Chile el vivir en ciertas comunas es tan estigmatizado como el sótano de Parasite. Aún las apariencias y referencias son más importantes que el mérito y el talento para muchos trabajos. Los de «arriba» disfrutan su burbuja y son reacios a cualquier cambio que pueda afectar sus beneficios, o los micro abusos que ejercen día a día como parte de su status.

Vi «Parasite» sola en una función del festival de cine al aire libre de Vitacura. Qué más «Parasite» qué eso! Un mega evento con stands de comida cara, espumantes y marcas finas, con regalos exclusivos para habitantes de la comuna, del que salí para recorrer unos kms a la zona hoy oscura y desolada en torno a Plaza Italia (o de la dignidad), donde los semáforos vandalizados son reemplazados por improvisados directores de Tránsito por propinas, o simplemente la ley del más fuerte ¿Estamos acaso en la misma ciudad? ¿No estamos todos sufriendo este estallido social?

Parasite ilustra de forma maestra esos dolores de crecimiento que afectan a nuestra sociedad, víctima de un modelo exitista y elitista, donde el que no tiene, no existe, no accede a esos beneficios de los que tanto nos hablaron. Imperdible.

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